miércoles, 1 de junio de 2011

“TRAYENDO LA BUENA NUEVA” EL BUEN SAMARITANO

Un maestro de la Ley, que quería ponerlo a prueba, se levantó y le dijo: Maestro, ¿Qué debo hacer para conseguir la vida eterna? Jesús le dijo: ¿Qué está escrito en la Escritura? ¿Qué lees en ella?, el hombre contesto: Amaras al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda mente; y amaras a tu prójimo como a ti mismo. Jesús le dijo: ¡Excelente respuesta! haz eso y vivirás. El otro, que quería justificar su pregunta, replicó: ¿Y quién es mi prójimo?
Jesús empezó a decir: bajaba un hombre por el camino de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos bandidos, que lo despojaron hasta de sus ropas, lo golpearon y se marcharon dejándolo medio muerto.
Por casualidad bajaba por ese camino un sacerdote; lo vio, dio un rodeo y siguió. Lo mismo hizo un levita que llego a ese lugar: lo vio, dio un rodeo y pasó de largo.
Un samaritano también pasó por aquel camino y lo vio, pero este se compadeció de él.
Se acercó, curó sus heridas con aceite y vino y se las vendó; después lo monto sobre el animal que traía, lo condujo a una posada y se encargó de cuidarlo. Al día siguiente sacó dos monedas y se las dio al posadero diciéndole: cuídalo, y si gastas más, yo te lo pagaré a mi vuelta.
Jesús entonces le preguntó: según tu parecer, ¿Cuál de estos tres se hizo el prójimo del hombre que cayó en manos de los salteadores? El maestro de la Ley contestó: el que se mostró compasivo con él. Y Jesús le dijo: vete y haz tú lo mismo. (Lucas 10,25-37)

El anterior pasaje bíblico nos refleja: que para mostrar el deber de la caridad se requiere nuevas exigencias; hay que preguntarse como se puede ser prójimo de los demás y amarlo como Dios nos ama. Hoy es importante tomar conciencia de esta gran enseñanza. ¿Quiénes son aquellos que están al borde del camino? Dios se sitúa en nuestro camino, su actitud hacia nosotros es de misericordia. Si ÉL es amor, Él es al mismo tiempo el prójimo absoluto, perfecto y ejerce directamente su compasión y auxilio con nosotros. La repuesta de Jesús, indica cuales han de ser las exigencias del verdadero discípulo: SER HUMILDE, SABIO Y VERDADEROS PROJIMOS CON TODOS. Por lo tanto la vida eterna pasa por el mandato del amor que tiene que ver con la práctica de la solidaridad, la misericordia y la justicia. En diferencia el verdadero amor del prójimo no se define por parámetros de diferentes índoles, si no por el horizonte de ser un buen discípulo.
Por lo que vale la pena que todos nos preguntemos:
¿Eres capaz de llevar a cabo tales exigencias?
¿Siempre dejas hablar a tu corazón entre obras?
¿Quién es el otro al que debo  ayudar?
¿Eres capaz de hacerte  prójimo de aquel con quien te encuentras?

Seguir a Jesús es proseguir su misión, ser fieles a su modo de vida. Nos toca a nosotros construir la historia según el plan de dios, no según el plan de los hombres. Ser cristianos es pensar, hablar, y actuar como lo hizo Jesús. Pensar que Dios es Padre de todos, nos quiere entrañablemente, y nos convoca a vivir como verdaderos hermanos. Decir palabras que anuncien con valor a ese Dios misericordioso, sacudan cobardías e inercias y nos liberen de una vida banal y sin sentido. Y sobre todo, actuar como lo hizo Jesús que paso la vida haciendo el bien, curando, animando, consolando, dando esperanza sobre todo a los mas pequeños y necesitados, que son los preferidos de ese Dios maternal que, como toda madre verdadera, muestra una especial predilección por hijos más necesitados.
Las dos veces que el maestro de la Ley, le da respuestas correctas, Jesús le dice: “haz esto y vivirás”. De  poco nos sirve saber lo que hay que hacer, si no lo hacemos. La fe es cuestión de obras, de compromiso, no de conocimientos, teorías o elucubraciones. El evangelio no es lugar de especulación o de recitación; es una tarea urgente que hay que llevar a cabo. Posiblemente, el sacerdote y el levita hubieran respondido, como lo hizo el maestro de la ley, perfectamente las preguntas de Jesús. Pero en la parábola quedan mal parados. Y el samaritano, que por sencillo e ignorante, probablemente no sabría como responder  las preguntas teóricas, es puesto por Jesús como modelo de conducta, como ejemplo a seguir por los demás. “Vivir como un regalo un regalo permanente a los demás, vivir según el espíritu de Jesús es el camino de alcanzar la plenitud”.    

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