miércoles, 1 de junio de 2011

Dios Nunca se Equivoca

 
Un rey que no creía en la bondad de Dios tenía un siervo que en todas las situaciones difíciles le decía:
Mi rey, no se desanime, porque todo lo que Dios hace es perfecto: Él no se equivoca.
Un día salieron a cazar y una fiera atacó al rey. El siervo consiguió matar al animal, pero no pudo evitar que el rey perdiera un dedo de la mano. Furioso y sin mostrar gratitud alguna por haber sido salvado, el monarca dijo:
¿Qué Dios es bueno? Si Él fuese bueno, yo no habría sido atacado ni habría perdido mi dedo.
El siervo apenas respondió:
Mi rey, a pesar de todas esas cosas, sólo puedo decirle que Dios es bueno; y Él sabe la razón de todas las cosas. Lo que Dios hace es perfecto. Él nunca se equivoca.
Indignado con la respuesta, que le pareció insolente, el rey envió a su siervo a la cárcel. Tiempo después organizó otra casería, y capturado por unos salvajes que hacían sacrificios humanos. Listos ya para inmolar al rey, los salvajes percibieron que la víctima no tenía uno de los dedos y lo soltaron: ¡era tan imperfecto que no podía ser ofrecido a los dioses!
Al regresar al palacio, el rey ordenó soltar a su siervo y lo recibió muy afectuosamente.
Mi siervo, quiero decirte que Dios fue realmente bueno conmigo. Escapé de ser sacrificado por los salvajes, ¡justamente por no tener un dedo! Sin embargo, tengo una duda: si Dios es tan bueno, ¿por qué permitió que tú, que tanto lo defiendes, fueses a prisión?
Mi rey, si yo hubiese ido con usted a esa cacería, habría sido sacrificado en su lugar porque no me falta ningún dedo. Quiero repetirle que todo lo que Dios hace es perfecto. Él nunca se equivoca.

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